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Tras estos días de fiesta, comidas familiares, reuniones y reencuentros con amigos, diversión, regalos e ilusión, puede comenzar un periodo de melancolía o nostalgia debido a la dificultad que supone incorporarse de nuevo a la rutina y pensar en que aún quedan más de 350 días para para volver a disfrutar de las fiestas navideñas. Esto es lo que los especialistas denominan como depresión post Navidad, que se produce como consecuencia de un cambio radical de nuestros hábitos después de estos días de vacaciones y de gran euforia, provocándonos sentimientos de apatía, tristeza o incluso frustración. 

¿Por qué surge la depresión post Navidad?

La Navidad es una época de emociones intensas y contradictorias en la que derrochamos amor, ilusión y alegría. Sin embargo, muchas personas no pueden evitar sentir cierta tristeza al recordar a las personas que ya no están o frustración por no poder olvidar los problemas cotidianos en estas fechas. Además, es habitual que se espere de nosotros una actitud amable y ‘navideña’ que, si no logramos o no queremos tenerla, podría provocarnos cierta inestabilidad emocional y llevarnos a la denominada depresión post Navidad.
Pero para muchas personas, la etapa más dura no es la Navidad sino los días posteriores, ya que a veces pueden ser más difíciles de afrontar que los días propios de fiesta. El fin de la Navidad coincide con el inicio del nuevo año, por lo que es casi imposible no hacer un repaso de cómo han sido estos últimos doce meses, en los que seguramente no hayamos cumplido gran parte de los propósitos que nos habíamos marcado al inicio del año. Este conjunto de situaciones y sensaciones puede conducirnos a una serie de pensamientos negativos que, tras un periodo en el que nuestra sensibilidad se ablanda, puede hacer que caigamos en la temida depresión post Navidad.

¿Cómo evitar la depresión post Navidad?

Es muy habitual que, cuando repasamos todos los objetivos que no hemos conseguido a lo largo de este último año, aparezca un sentimiento de frustración. Sin embargo, lo mejor que podemos hacer es no dejar que nuestra mente caiga en este tipo de pensamientos negativos que no nos conducirán a ninguna parte. Para ello, debemos centrarnos en todos aquellos objetivos que sí hemos conseguido alcanzar además de pensar en todos los aspectos positivos que rodean nuestra vida, como poder disfrutar a diario de buenos amigos y familiares, tener un trabajo que nos llena y nos proporciona estabilidad o una pareja que nos quiere y nos acompaña. De esta manera, conseguiremos hacer un balance anual donde lo positivo pesará más que lo negativo, permitiéndonos así alejar los fantasmas de un posible periodo depresivo.
Otra de las claves para empezar el año con entusiasmo es comenzar proyectos y objetivos que queramos alcanzar este nuevo año que nos ilusionen y nos mantengan entretenidos, de esta forma, podremos mantener el entusiasmo después de las fiestas navideñas y no notar ese bajón típico del mes de enero. Por otra parte, aspectos como el excesivo gasto económico o esos kilos de más que marca la báscula tienen fácil solución si los afrontamos con determinación y con paciencia. Realizar una planificación de nuestros ingresos y gastos que nos permita ahorrar cierta cantidad de dinero al mes nos permitirá retomar en pocas semanas el nivel económico que teníamos de forma previa a la Navidad. En cuanto a los kilos de más, recuerda que una alimentación sana acompañada de ejercicio siempre será la mejor opción, y más aún si se toma con calma y constancia.

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