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Cuando hablamos de contaminación siempre pensamos en la producida por el vertido de residuos tóxicos al medio ambiente, pero en realidad existen muchos tipos de contaminación: lumínica, radiactiva, térmica o acústica. De esta última hablaremos con más detalle a continuación.

Qué es y qué la causa

Empecemos desde el comienzo y veamos en detalle qué es exactamente esto de la contaminación acústica. La contaminación acústica es el exceso de sonido, ruido, que altera las condiciones ambientales de una zona determinada.  

A pesar de que el ruido no se mantenga en el tiempo, se pueda trasladar o se acumule, también tiene grandes consecuencias para quienes lo sufren. La contaminación acústica afecta directamente a la salud de las personas.

La cantidad de ruido que está permitida y que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) no se puede sobrepasar son los 65 decibelios durante el día y los 55 durante la noche.

El origen de la mayor parte del ruido que se produce en las ciudades procede del tráfico y los vehículos a motor, en menor medida se produce en zonas de actividad industrial y ocio. 

Las consecuencias

Si piensas que la contaminación acústica solo provoca molestias temporales por ese ruido, nada más lejos de la realidad. Según la OMS, la relación entre exceso de ruido y aumento de enfermedades están estrechamente relacionadas.

Los problemas de salud más habituales de la contaminación acústica son:

  • Problemas auditivos. La pérdida progresiva de la audición, o los pitidos constantes son algunos de los efectos  negativos de estar sometidos de manera habitual a un exceso de ruido en el ambiente.
  • Problemas del sueño. Alteración del ciclo del sueño, insomnio, somnolencia durante el día, cansancio o déficit de atención son algunas de las consecuencias de vivir bajo el paraguas de la contaminación acústica.
  • Problemas psicológicos. El exceso de ruido provoca irritabilidad, estrés, ansiedad, problemas de comunicación e incluso agresividad.
  • Problemas fisiológicos. El ruido puede llegar a  afectar directamente a nuestro cuerpo y provocar un aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria o incluso de la presión arterial.

Medidas contra la contaminación acústica

España es el país de la Unión Europea que registra los niveles más altos de ruido. Si nos fijamos en el ranking mundial, nos situaríamos entre los primeros del planeta.

Para poner freno a esta contaminación nuestro país cuenta con la Ley 37/2003, de 17 de noviembre, del Ruido, en la que se explican los índices acústicos, los mapas de ruido y la prevención de la contaminación acústica, entre otros datos.

Poco a poco se debe generar una concienciación global sobre este problema que, de primeras, no parece tan grave como otro tipo de contaminación, pero que a larga puede afectar seriamente a la salud de las personas.

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