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La inteligencia emocional es clave para las relaciones humanas y para poder vivir en sociedad. Sin ella, aunque un cerebro tenga un gran coeficiente intelectual tendrá problemas para poder resolver situaciones sociales y gestionar los sentimientos.

¿Qué es exactamente?

El concepto de inteligencia emocional alcanzó su fama gracias a Daniel Goleman con su libro “Inteligencia Emocional”, aunque muchos años antes ya se hablaba de este término.

Para entender exactamente en qué consiste este tipo de inteligencia y poder desarrollarla, hay que hablar de cuatro dimensiones básicas en las que tenemos que ser competentes. Sin ellas no podremos llegar a desarrollar todo nuestro potencial emocional.

  • La auto-conciencia. Es la capacidad de entender nuestros sentimientos y de estar conectados a una serie de valores.
  • La auto-motivación. Es la habilidad que nos hace ser capaces de orientarnos hacia nuestras metas u objetivos sabiendo gestionar el estrés y los contratiempos que surjan.
  • La habilidad de ponerse en el lugar de los demás, también conocida como empatía. Esta capacidad es fundamental para poder construir la inteligencia emocional. Las personas con empatía son capaces de gestionar sus propias emociones, disponen de una fuerte autoestima y saben poner límites.
  • La habilidad para relacionarnos. La capacidad que tenemos las personas para relacionarnos los unos con los otros, para saber conectar con las personas.

¿Se nace o se hace?

Como muchas otras habilidades, está en nuestra mano desarrollar esta capacidad o no. La práctica continuada va a llevarnos a desarrollar la inteligencia emocional y a ser capaces en nuestro día a día de demostrar a los demás las habilidades sociales adquiridas.
Existen una serie de hábitos que puedes llevar a cabo para desarrollar tu inteligencia:

1. Ponerse en el lugar de los demás.

Saber interpretar las expresiones y reacciones de los demás es fundamental para construir una inteligencia emocional fuerte.

2. Expresar correctamente las emociones.

Debemos intentar expresar nuestras emociones para lograr una comunicación más fluida y real. Decir de manera honesta lo que sientes y saber enmarcarlas dentro de un contexto para que los demás sean capaces de comprenderte es un ejercicio importante.

3. Aumentar el auto estima.

Tener auto-estima y no tomarse demasiado a pecho los comentarios que pueden hacer otras personas, de manera que no nos afecte más de lo necesario.

4. Reconocer los errores y saber rectificar.

Equivocarse es humano. Todos nos equivocamos en algún momento de nuestra vida, lo importante es saber que lo hemos hecho y ser capaces de aprender de nuestros errores. Si cometes un error rectifica y aprende, eso es lo importante.

5. Enfocar las situaciones de manera positiva.

Debemos aprender a ver el lado bueno de todos los hechos que nos ocurran porque siempre lo hay.  Es importante no dejarse agobiar por los problemas y aprender a focalizar la energía hacia el arreglo de la situación para ver el lado bueno.

6. Saber decir no.

Una cualidad muy importante es saber decir que no. Esto no implica ser una persona antipática, sino que saber decir que no de una manera respetuosa es una cualidad muy importante que no todas las personas poseen. Esta capacidad es conocida también como asertividad.

7. Ser proactivos.

Intentar siempre proponer mejoras, aprender de cada actividad que se realice para seguir mejorando. Con esta actitud, tú serás quien controle tu vida y no esperarás a que las cosas pasen para actuar, serás tú quien busque que las cosas pasen.

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